Roma, que ha sido desde hace mucho una de las principales ciudades de Europa, es hoy un incomparable depósito de monumentos de todas las épocas, desde la era etrusca hasta los tiempos modernos. Los orígenes de la historia de Roma, bajo la monarquía etrusca y el periodo republicano, están representados por algunas reliquias, pero el legado del periodo imperial es muy amplio. Los monumentos romanos engloban desde el Panteón (fundado en el 27 a.C., reconstruido entre el 118 y el 128 d.C.), casi en perfecto estado y considerado uno de los más bellos templos supervivientes de la antigüedad, hasta el impresionante —aunque parcialmente en ruinas— Coliseo (70-82 d.C.), inmenso anfiteatro escenario de luchas entre gladiadores y otros espectáculos. En Roma se pueden ver las antiguas murallas de la ciudad, los arcos del triunfo, las estupendas plazas y los numerosos palacios e iglesias. Destacan, entre las obras arquitectónicas, el Foro romano y el Foro imperial, antiguos centros comerciales y religiosos; las termas de Caracalla, construidas alrededor del 217 d.C. y hoy utilizadas como escenarios de la ópera estival; las catacumbas, antiguos túneles bajo tierra donde los primeros cristianos practicaban su religión y eran enterrados; y el castillo de Sant'Angelo, construido como mausoleo del emperador romano Adriano y transformado en fortaleza durante la edad media. La basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma, fue fundada en el siglo IV y reconstruida en los siglos XVII y XVIII; la basílica de San Pablo Extramuros se levantó en el siglo IV y se reconstruyó después de que un incendio la devastara en 1823; y la basílica de San Pedro ad Vincula, fundada en el siglo V, se reedificó en el siglo XV y contiene el Moisés, la famosa estatua de Miguel Ángel.
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